Hoy sábado hemos decidido mi madre y yo que cocinara el que tuviera gana, que nosotras no, y hemos comido fuera.
A mi madre le apetecía pescado y hemos ido a la
Gamba de Oro, marisquería de Jaén que toda la vida ha tenido muy buena fama.
Cuando hemos llegado hemos ido al salón directamente y hemos pedido sentarnos, estaba casi vacío. A regañadientes nos han dado una mesa "alegando" que casi todo estaba reservado. En realidad solo había 2 mesas reservadas y las dos eran para más de dos comensales.
A la misma vez que nosotras han entrado 2 señoras mayores que también han pedido una mesa y las han sentado sin ponerles pega alguna.
Hemos mirado la carta, hemos pedido las bebidas y hemos decidido comer una fritura variada.
Cuando se lo hemos dicho al camarero no se le ocurre al señor nada más que decirnos: "si se que van a pedir solo eso se sientan ahí fuera, aquí solo se pueden sentar para comer carnes,
y eso. Pero como ya están aquí les tendré que servir"
Inmediatamente les ha preguntado a las 2 señoras de la otra mesa y ellas han pedido una ración de rosada, que el mismo camarero no ha tenido inconveniente en traerles y sin ponerles pega alguna.
Cuando el camarero nos ha traído nuestro pescado casi nos lo tira desde la puerta, al igual que cuando le hemos pedido la cuenta, que aparte de tenérselo que preguntar varias veces ni nos ha dado ticket.
Señores dueños de la
Gamba de Oro, cuando yo era pequeña mi padre trabajaba allí, era el bar más famoso de Jaén porque tenía el mejor servicio y el mejor marisco y lo importante era el cliente, lo importante era que volvieras porque quedaras encantado.
Desde luego esta que escribe no piensa volver a poner los pies en ese cuchitril, si quiero pescado ya buscaré donde comerlo. Y desde luego la mala prensa que pienso hacer no les va a ser de agrado.
PD: La fritura aparte de poco variada muy mal frita, algunas cosas estaban casi crudas.