14 noviembre 2015

Pray for París.

El mundo está podrido, tenemos la mente enferma.

Ayer, 14 de noviembre hubo en París unos atentados terrorista de lo más espantoso. Muchas víctimas inocentes que solo habían salido de casa a pasear, a tomar algo en una terraza, a asistir a un concierto o a un partido de fútbol, algo que se presupone normalidad pero que ayer se convirtió en un momento de horror y de tragedia.

La peor parte se la llevaron los asistentes al concierto cuando los hicieron rehenes y sin pestañear abrieron fuego contra ellos unos asesinos que les da igual llevarse por delante vidas inocentes. Porque si, las personas que fueron asesinadas ayer en París son inocentes que no tienen culpa ni de decisiones políticas ni de pensamientos radicales. Solo son personas que querían pasar un buen rato un viernes por la noche. Solo querían vivir.

Pero no les han dejado, les han sesgado la vida a unos de manera radical y a otros de manera progresiva, porque las personas que han vivido esa tragedia en primera persona van a estar traumatizados para toda su vida.

La rabia que sentimos es inmensa y no sabemos que hacer. La única herramienta que tenemos son las redes sociales, pero aparte de los millones de mensajes de apoyo también hemos tenido la desgracia de ver como mucho malnacido está aprovechando para tirar cosas en cara y para atizarse políticamente.
Nosotros somos españoles y no podemos dejar de lado nuestra insensatez y tenemos que dejar claro que primero es nuestro color político y luego pensar en los demás.

Menos mal que los franceses, ante todo, sienten a su país en las venas y se han unido como lo que son, una gran nación.

A mi personalmente me ha impresionado mucho que los taxistas ofrecieran llevar a la gente gratis a sus casas en el momento tan caótico que se estaba sucediendo, las largas colas para donar sangre, la gente que salía del Estadio de Francia cantando el himno... son cosas que te marcan y te llegan al corazón.

Ahora no es momento de tonterías, es momento de unirnos contra la barbarie seamos del país que seamos y dejemos de lado colores políticos. No seamos como ellos.

Como familiar de una residente en París que vive cerca de la sala de conciertos donde ha pasado lo peor os puedo asegurar que el miedo y la impotencia que se pasa es una cosa horrible y no quiero ni imaginar lo que están sufriendo tantas familias que no encuentran a su gente.

Termino dando mi más sincero pésame a las familias de los fallecidos y mandar un abrazo a los heridos y sus familias y desearles una pronta y total recuperación.

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