Planta baja, recepción flanqueada por dos ascensores.
Es una residencia grande, donde conviven los abuelillos con
sus cuidadores y las continuas visitas de los familiares.
Te sientas en la zona de las sillas, mirando al frente al
ascensor de la izquierda y al rato empiezas a interesarte. Ves pasar la gente
por delante, sin detenerse, yendo hacia su destino, sin reparar en la que
sucede a su flanco.
Y llega el momento en el que el fantasma hace su aparición,
sin que nadie lo llame, sin que nadie apriete el botón, pero el ya sabe cuando
tiene que venir. En el día de hoy sus dos apariciones estelares han coincidido
con el olor a café y con el tintineo de las cucharas en la sopa calentita, que
hace frío y hay que reconfortar el cuerpo.
Hay gente que defiende la idea de que los fantasmas existen,
y una residencia de ancianos es un lugar propicio para ello, porque van y
vienen, hay gente que defiende la idea contraria, pero hay dos ascensores
exactamente iguales y al otro no le pasan esas cosas.
No se si hará uso del ascensor solo cuando va vacío o no le
molesta la presencia de los vivos, solo se que sola no me he metido nunca ni
creo que lo haga.
Lo del fantasmita mortal joven
ResponderEliminarJejejejejejejeje es la monda, un fantasma asustao ;o)
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