Abre bien los ojos, que la luz del día los ilumine, que
brillen, que expresen, que se vean liberados de la oscuridad que rodea este
cruel mundo.
Estira los brazos y que el aire de tus pulmones entre y
salga como brisa fresca.
Que esa brisa toque tu cara y te erice la piel.
Sal a la calle con una sonrisa, que todo el mundo se percate
de la luz que desprendes. Saluda a los desconocidos y abraza a los amigos.
Pasea por tu ciudad admirando su belleza, observa a sus
gentes. Escucha, no oigas.
Abre tu corazón a quien realmente lo necesite, se generoso
con las personas que te rodean.
Disfruta de lo bueno que hay en la vida y deja a un lado lo
triste y oscuro. Se feliz y no olvides que hay mucha gente esperando tu
sonrisa.
Dulces palabras
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