Lo peor de todo es la llamada.
Cuando descuelgas el teléfono y se te cae el mundo a los
pies.
No sabes que hacer ni que decir, no sabes si colgar el
teléfono o esperar a que pase pronto la llamada, para sentarte, mirar al vacío
y romper a llorar.
A partir de ese momento todo son especulaciones, que pasará,
se curará, sufrirá, por qué a el, por qué a ella…
Ya con la cabeza fría, más calmado todo, solo piensas en
ayudar, como sea, aunque sea rezando para que dentro de lo malo sea lo “menos malo”.
El resultado es una incógnita, pero sea cual sea, nos tienes
aquí, a los que te queremos y te apoyamos.
Siempre sabes como llegarme al alma jovencita
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